¿Cuánto vale tu startup? Seis criterios para calcularlo
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Es una de las preguntas que todo emprendedor se hace antes o después: ¿cuánto vale mi startup?
Ya sea porque quiera hacer una ronda de financiación, por querer vender, por curiosidad o por puro postureo, lo cierto es que son muchos los emprendedores que acaban preguntándose por el valor económico de aquello que están creando. Pero, ¿cómo pueden saberlo?
¿EN QUÉ TE VAS A BASAR?
Antes de responder a la pregunta principal de este artículo, quizá deberíamos tener en cuenta una cosa: a la hora de valorar nuestra compañía, podemos tirar de tres tipos de criterios:
- Puramente objetivos: entre estos podemos hablar de la facturación presente, la futura, la escalabilidad, el aumento de usuarios, el crecimiento objetivo de la empresa, los gastos a deducir, etc.
- Subjetivos: también podemos tener en cuenta aquellos criterios que, aunque subjetivos y variables, sí suelen ser tenidos en cuenta por emprendedores e inversores: las posibilidades de crecimiento, el previsible aumento de facturación, los beneficios esperables, la posición en el mercado, etc.
- Totalmente subjetivos: aquí cada emprendedor podrá dar rienda suelta a su imaginación: lo original de la idea, el potencial imaginable, el hecho de que estés tú solo en el mercado… en otras palabras:
tus propias pajas mentalesperdón, los datos subjetivos que haya en tu cabeza… Y eres muy libre de querer valorar estos criterios, pero quizá sólo lo hagas tú. En la cabeza de tus potenciales inversores, créenos, esos datos ni están ni estarán.
LOS SEIS CRITERIOS DE VALORACIÓN
En cualquier caso, y sean cuales sean los puntos de vista que te quieras plantear, lo cierto es que hay seis criterios que, por norma general (aunque puede haber diversidad de opiniones), suelen ser tenidos en cuenta a la hora de calcular económicamente el valor de tu startup. Son los siguientes:
1.- VALOR DE MERCADO
Uno de los criterios más discutidos, a la par que seguramente sensatos. Los inversores que entren en esta ronda o en esta compra seguramente hagan una especie de compendio entre el resto de criterios que vamos a citar para establecer un valor aparentemente justo para tu startup. Para ello, seguramente tengan en cuenta dos tipos de aspectos:
- Tangibles: facturación, beneficios, posición en el mercado, rondas de empresas similares, etc.
- Intangibles: futuro potencial, valor del equipo, inversión de dinero y tiempo por parte del equipo fundador, etc.
Como decimos, este es el criterio que más suele usarse a la hora de valorar una compañía, aunque también suele tener críticos: concretamente los que, ante una operación de compra, aseguran que el precio está tremendamente inflado. ¿Valía Tuenti 75 millones de euros? ¿Vale Whatsapp 23.000 millones de dólares?
En cualquier caso, como dice el inversor Rodolfo Carpintier:
“Una startup vale lo que alguien quiera pagar por ella”.
DAD (Digital Assets Deployment)
2.- COMPARACIÓN CON STARTUPS SIMILARES
Quizá no sea el método más científico (tampoco el menos), pero es mucho más común de lo que parece. Porque si quieres hacer una ronda de financiación o vender tu empresa, ¿qué mejor punto de partida que fijarte en las operaciones que hayan hecho otras empresas de tu sector y que estén en una situación de mercado similar a la tuya?
Al final, es muy probable que muchos de tus potenciales inversores / compradores partan de ese punto. Y teniendo en cuenta que a día de hoy los precios, porcentajes y valoraciones de las rondas y ventas suelen salir a la luz de manera oficial u oficiosa, será fácil establecer un precio que quizá no sea definitivo, pero seguramente te sirva para comenzar las negociaciones.
3.- TRAYECTORIA FINANCIERA
Otro de los criterios más comunes –aunque también se trata de una alternativa compleja– pasa por analizar cómo está siendo la trayectoria financiera (o el run rate) de tu startup. Es decir, cuánto está facturando, qué gastos está generando, cuál es el beneficio final, qué evolución ha seguido, etc.
Pero, ¿por qué decimos que este también es un criterio medianamente complejo? Porque, salvo honrosas excepciones, la incertidumbre forma casi parte del día a día de toda compañía, y las cifras de facturación de un mes no tienen por qué ser idénticas o superiores tres meses después. En este aspecto, tendrás que recurrir a dos palabras claves: ingresos recurrentes. ¿A qué nos referimos con ingresos recurrentes? A los ingresos fijos, a los que no dependen (casi) del azar: clientes fijos, usuarios suscritos a algún servicio de pago… En definitiva, a todos esos ingresos medianamente fijos que no tienen por qué caerse de un día para otro.
4.- BUSINESS PLAN
Lo curioso de este criterio es que es bastante bicéfalo. ¿Por qué decimos esto? Por lo siguiente:
- Es muy empleado por las empresas que acaban de nacer… Las compañías que llevan poco tiempo en el mercado (o que incluso aún no han salido) suelen recurrir a este sistema con cierta frecuencia a la hora de conseguir sus primeros inversores. Porque, ya que no hay resultados tangibles, quizá haya que fijarse en los planes y previsiones de la startup a corto y medio plazo.
- … pero quizá es más útil en las startups con tracción. Sin embargo, este criterio tiene un problema. Y es que el Excel aguanta todo lo que tú quieras echarle. Porque puedes poner que en tres años vas a liderar el mercado español y estarás entrando en Latinoamérica, pero, ¿por qué un inversor iba a creerse eso? No tiene por qué dudar de tus buenas intenciones, pero sí de la calidad de tu ejecución. Como mucho, este sistema puede ser medianamente válido para empresas que ya han demostrado una tracción y que previamente han ido cumpliendo sus business plans.
5.- TU INVERSIÓN PERSONAL
Seguramente sea el criterio menos objetivo y científico, pero suele aparecer muchas más veces de las que les gustaría a los inversores. Porque cuando quieren vender su startup o completar una ronda de financiación, son muchos los emprendedores que no sólo se ajustan a criterios comerciales o de negocio, sino también a su propia ‘inversión personal’: el tiempo de permanencia en la empresa, las horas echadas, las noches en vela…
Y oye, nadie te va a culpar de querer aplicar este tipo de variables a la hora de valorar tu compañía, pero seamos sinceros: lo más probable es que a tus potenciales inversores o compradores estas cosas les importen poco… o nada.
6.- ¿QUÉ PORCENTAJE QUIERES CEDER?
Tampoco parece el mejor criterio, pero no es poco usual. La ecuación es medianamente sencilla y consiste en que el emprendedor valore dos elementos:
- ¿Cuánto dinero necesito?
- ¿Qué porcentaje de mi startup estoy dispuesto a ceder?
Teniendo en cuenta la idiosincrasia de este sistema, parece más sensato para emprendedores que acaban de empezar o que no tienen demasiado claras sus necesidades financieras exactas, quizá porque no necesiten tanto el dinero. Aunque si realmente no necesitas (mucho) dinero, ¿de verdad quieres meter en tu empresa a nuevos inversores?
- Artículo recomendado: ¿Cómo se valora una startup y qué impacto tiene en su futuro? (por Javier Megias)
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Y por cierto…
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Imagen: Simon Cunningham (Licencia CC).