Retrato robot del inversor español: hombre, menor de 44 años y residente en Madrid o Barcelona
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Más jóvenes que hace un tiempo y con menos de cinco años invirtiendo en startups, el retrato robot de los business angels es un poco diferente al de otros inversores de capital privado, con los que, sin embargo, comparten muchas características. Un estudio reciente de la Asociación Española de Business Angels señala que un 44% de los que deciden apostar por startups tienen menos de 44 años y son mayoritariamente hombres.
Sin embargo, tal y como muestra el informe, hay que concretar que los más jóvenes de ese porcentaje son, por el momento, minoría: tan solo el 5 % de los business angels españoles tiene entre 25 y 34 años. Además, su experiencia en el campo no suele superar el lustro: el 60 % declara haber empezado a invertir hace cinco años y tan solo el 17 % lleva más de diez años financiando startups.
El porcentaje de mujeres en el campo sigue siendo bajo, y por el momento, los datos respecto a la brecha de género no mejoran. En 2015, según datos de un informe del Center for Venture Research, las mujeres representaron el 25,3 % de los business angels a nivel mundial, una cifra menor que la de 2014, cuando su presencia llegaba al 26,1 %. En España, la distancia se acentúa aún más que en el resto del mundo. Según la Asociación Española de Business Angels, tan solo un 8 % de estos inversores son mujeres, un porcentaje muy inferior al 14 % de Reino Unido o al 20 % de Estados Unidos.
El informe de esta organización señala otra de las características definitorias del comportamiento de estos inversores: pocas veces actúan por su cuenta. Tan solo el 2 % de los business angels invierte en solitario, mientras el resto se decanta por la coinversión. De hecho, un informe de la Cámara de Comercio Alemana para España señala que la cantidad y la potencia de las redes de business angels en España está creciendo. Con sede mayoritariamente en Madrid y Barcelona –las dos urbes con un mayor número de redes– y algunas regiones como Andalucía, su existencia confirma que la figura del business angel solitario es una rara avis en España.
Inversión de capital privado
Según un reciente estudio, la mayoría de los inversores de capital privado –entre los que se encuentran los que apuestan por negocios emergentes– son pequeños y medianos empresarios, además de familias con una gran cartera de inversión, que viven en las grandes ciudades (especialmente Madrid y Barcelona). Tienen entre 35 y 55 años y, por el momento, siguen siendo mayoritariamente varones (tan solo el 35 % son mujeres). De este gran grupo, aquellos entre los 35 y los 44 son los que más apuestan por las startups, mientras otra parte de inversores más conservadores procura diversificar su capital.
“En estos últimos años, predomina la presencia de jóvenes empresarios”, explica Gastón Luis Apraiz, socio director de InverpriBan a Startupxplore. El nuevo entorno digital ha hecho que los más jóvenes sean también los más preparados a la hora de buscar “alternativas beneficiosas a nivel nacional e internacional”, y esa amplitud de miras hace que la filosofía actual del inversor sea diversificar los lugares en los que deposita su dinero, invirtiendo a la vez en más de un producto.
“Difícilmente un inversor con gran patrimonio solo invierte en bolsa, en fondos, en renta hipotecaria… sino que lo hace en todas al mismo tiempo porque considera que, de esta manera, tiene más posibilidades de obtener mayor rentabilidad”, apunta Apraiz. Además, los inversores españoles suelen ser reincidentes: cuando comprueban que el producto es rentable y garantizado, colocan más capital.
“En estos últimos años, predomina la presencia de jóvenes empresarios”, explica Gastón Luis Apraiz
No en vano, una encuesta de JP Morgan Asset Manager ha demostrado que la confianza del inversor español rompió en el primer trimestre de 2016 la tendencia al alza, después de un año positivo, por lo que parece lógico recurrir a este tipo de productos más seguros.
Así las cosas, los inversores españoles de mediana edad se decantan mayoritariamente por diversificar su patrimonio, mientras surge un grupo entre ellos cada vez más dispuesto a invertir en startups. ¿El problema? Que la incertidumbre política y económica pueden acabar perjudicando la apuesta por la innovación.
Los inversores españoles, los más optimistas
La firma de gestión de activos Legg Mason acaba de realizar una exhaustiva encuesta de inversión global en la que también analiza las características del inversor español específicamente.
Según este estudio, la inestabilidad de la economía global es la primera preocupación de los inversores más mayores, mientras que la situación del país es lo que más inquieta a los millennials (definidos como aquellos que tienen entre 18 y 39 años). Al contrario de lo que se cree, estos últimos no son más impulsivos a la hora de invertir —los españoles son los jóvenes europeos más preocupados por entender los productos en los que invierten— y más de la mitad afirma que los factores económicos o políticos, así como las decisiones del Banco Central Europeo sobre los tipos de interés, les influyen a la hora de tomar decisiones.
Por otra parte, el 51 % de los inversores (en general) han decidido modificar su cartera por culpa de la incertidumbre política. Lo curioso es que, pese a tomarse en serio el contexto, el inversor español es relativamente optimista. Cree que la rentabilidad de su cartera es de un 7,4 % —una expectativa solo superada por Suecia—, pese a que tan solo obtuvo un 2,1 % en 2015. Ganamos así el premio a la mayor brecha entre la rentabilidad esperada y la obtenida entre los inversores europeos. Parece que, aunque los inversores españoles tratan de ser precavidos, al final se dejan llevar por el entusiasmo.
La incertidumbre política es una de las preocupaciones de los inversores
En cualquier caso, el Banco de España ya ha advertido de que la indefinición de la política económica puede aplazar las decisiones de gasto o inversión, mientras se pronostica que la incertidumbre sobre el próximo Gobierno puede llegar a restar hasta ocho décimas del PIB el año que viene. Con suerte, el optimismo de los inversores españoles y el tejido de business angels seguirán dándole vida a startups que, en su fase semilla, sueñan con obtener el capital privado necesario para convertirse en proyectos rentables.
Fotos: Pixabay