¿Por qué Kickstarter reparte dividendos (y otras startups no lo hacen)?

Categorías: Análisis

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A priori, Kickstarter no es sino una startup más. Eso sí, una consolidada. Nació en 2008 y ha llegado viva a 2016, lo que ya la diferencia de todos esos pequeños proyectos que no pasan de las primeras fases. En todo este tiempo, la plataforma de micromecenazgo ha servido para que más de 100.000 proyectos que acudieron a la compañía en busca de financiación colectiva lograran llegar a buen puerto recaudando más de 2.000 millones de dólares (cerca de 2.000 millones de euros al cambio actual).

Entre tanto proyecto exitoso, la plataforma de crowdfunding ha ido creciendo precisamente gracias a todos aquellos que buscaban financiación en sus dominios. La compañía se queda con una comisión del 5 % de cada una de las campañas con final feliz, lo que ha permitido que su equipo esté formado ya por más de 130 personas que trabajan en lo que un día fue una fábrica de lápices en Nueva York.

Hasta ahí, nada diferencia a Kickstarter de cualquier otra startup con un historial envidiable. Sin embargo, parece que el proyecto creado hace ya ocho años por Perry Chen, Charles Adler y Yancey Strickler no es como todos los demás. Al menos así parece indicarlo una de sus jugadas más recientes: la pasada primavera, y sin anunciarlo a bombo y platillo, Kickstarter repartió dividendos.

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Tanto las grandes compañías que cotizan en bolsa como algunas empresas más pequeñas reparten periódicamente beneficios entre sus inversores. Es algo habitual. Sin embargo, lo que es el pan de cada día para el común de los mortales no es tan frecuente en el mundo de las tecnológicas, que casi siempre cuentan con el apoyo de un fondo de inversión.

De hecho, para estas compañías suele haber solo dos opciones cuando ya cabalgan a lomos del capital riesgo: o llegar a ser tan grandes como para salir a bolsa con garantías o crecer y ser lo suficientemente atractivas como para lograr que alguien compre la empresa. Son los exits más deseados. Y ante este panorama polarizado, en el que las opciones una vez alcanzado el éxito se resumen en esas dos, Kickstarter ha optado por una alternativa que ha pillado a muchos desprevenidos.

Desde 2009, la plataforma de crowdfunding está respaldada financieramente por Union Square Ventures, el fondo de inversión que también confió en Foursquare, Souncloud o Hailo, entre otros. Cuando ambas firmas cerraron el pacto, el poco habitual modelo adoptado por Kickstarter ya se había decidido, tal y como cuenta Fred Wilson, socio director de Union Square Ventures.

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Esta arriesgada y poco ortodoxa apuesta solo está empezando a dar sus frutos. Aunque no se han hecho públicas las cifras de este primer reparto de dividendos, desde el fondo de capital riesgo parecen ser conscientes de que aún faltarían entre cinco y diez años para recuperar la inversión total que en su día hicieron en Kickstarter.

He ahí el principal problema del modelo adoptado por la compañía de crowdfunding (y aceptado por sus inversores): el reparto de dividendos no solo haría que el dinero volviera a sus bolsillos de una forma demasiado lenta, sino que además parece complicado pensar que la inversión vaya a multiplicarse por tres o por cuatro, como sería habitual en una startup de éxito en Silicon Valley.

No es el único inconveniente que acepta Kickstarter al llevar a cabo este insólito reparto de dividendos. La captación de talento se podría llegar a convertir en un problema para la compañía en los próximos años, pues no hay mejor promesa para un futuro empleado que una parte del pastel de una posible venta o un buen saco de acciones recién salidas del horno cuando la compañía dé el salto al parqué. Sin embargo, en Kickstarter ninguna de esas dos cosas sucederá (a menos que las intenciones de sus fundadores cambien, claro).

“Cada vez son más las voces que están rechazando la búsqueda de ganancias por encima de todo” Fundadores de Kickstarter

“Cada vez son más las voces que están rechazando la búsqueda de ganancias por encima de todo”, explicaban los padres de la compañía hace unos meses. Lo hacían para anunciar que Kickstarter se comprometía a destinar un 5 % de sus beneficios a organizaciones sin ánimo de lucro y a no utilizar lagunas legales para pagar menos impuestos. Incluso en eso, la empresa creada por Chen, Adler y Strickler parece ser distinta al resto de las tecnológicas.

Llevan dos principios por bandera: ni pretenden salir a bolsa ni buscan un comprador. Quizá es arriesgada e insólita, pero la estrategia de Kickstarter está bastante clara. Solo queda comprobar si este plan de repartir dividendos, a medio o largo plazo, logra satisfacer a inversores, empleados y fundadores de la compañía.

Foto: iMustDestroyAll

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