Seis cosas que NO debes hacer al mandar un email a un inversor
Categorías: Startups
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Emprendedor, ¿estás buscando financiación? Seguro que ya conoces las dos formas que, grosso modo, tienes de acercarte a un potencial inversor:
- ‘Entrarle’ en un evento. Ojo, que las probabilidades de que te haga la cobra son muy elevadas.
- Mandarle un email. Un método mucho más frío, qué duda cabe, pero también menos ‘agresivo’.
Como entrarle a un inversor… y que no te haga la cobra
Sin embargo, aunque el email sea más respetuoso, es más que evidente que es un método bastante más complicado, ya que muchas veces tienes que hacer la venta en frío y, además, no cuentas con el feedback instantáneo del remitente.
Porque provocar una primera sensación agradable por parte del inversor es medianamente difícil, pero provocar una desagradable… ay, amigo, seguramente sea más sencillo de lo que a ellos mismos les gustaría reconocer.
Por eso, si vas a optar por la opción del email, nos hemos propuesto echarte un cable: aquí van seis cosas que nunca (pero nunca, ¿eh?) deberías poner en ese email:
1.- NO IR AL GRANO
Ten en cuenta que, si tú has decidido mandarle un email, es muy probable que otras decenas (o incluso cientos) de emprendedores hayan tenido exactamente la misma idea. Por ello, su bandeja de entrada estará bastante concurrida.
Y si su lista de correos recibe propuestas constantemente, lo ideal es que vayas al grano. Sí, sería perfecto que pudieras contarle todos los detalles de tu empresa y todos los impulsos vitales que te han llevado a crearla, pero deberías captar su atención cuanto antes y de la manera más sintética posible.
Tampoco queremos decir con esto que los inversores tengan la misma capacidad de atención que una liebre despistada, ojo. Sí, llegado el momento seguramente quieran analizar todo con calma, pero estamos hablando de que les estás entrando en frío. Por ello, intenta evitar los emails infinitos: procura ser breve, directo y conciso.
2.- NO INCLUIR DATOS
Vale, has decidido ir directo: le has contado quién eres, cuál es tu empresa, a qué os dedicáis, cuáles son vuestros planes… incluso le has dicho cuánto dinero necesitaríais.
Pero, amigo, ¿y los datos de tráfico? ¿Y los usuarios? ¿Y los clientes recurrentes? ¿Y los beneficios? ¿Y los progresos de la empresa? Vale, entendemos que algunos de estos datos quizá estén mejor –por ahora– bajo llave, pero hombre, algún dato tendrás que darle, ¿no?
Quizá te parezca injusto, pero chico, así es la cosa: acepta que, en este juego, o eres el mayor genio del s. XXI o vas a tener que jugar con las reglas de los inversores, no con las tuyas.
3.- HACERTE EL ENROLLADO
Vamos a decirte algo que sabes mejor que nosotros: el inversor al que estás escribiendo no es tu amigo. De hecho, a lo mejor ni te conoce de nada. Por ello, es recomendable que cuides el tono al hablar con él. Intenta evitar fórmulas buenrolleras, hacerte el gracioso o hablarle como si fuera el colega con el que jugabas al futbito cuando eras pequeño.
Sí, vale, los inversores no son ninguna especie de ogro sin sangre en las venas, eso es verdad. Es probable que muchos tengan un buen sentido del humor e incluso les guste tu tono, pero, ante la duda, quizá te convenga pecar de sobriedad.
Es cierto que con tanta moda emprendedora –y con tanto fomento del joven emprendedor con camiseta, vaqueros y zapatillas Converse– quizá estemos potenciando este tipo de actitudes buenrolleras. Pero créenos: en el mejor de los casos, esa actitud no te ayudará con el inversor; y en el peor.. es probable hasta que te perjudique significativamente.
4.- NO PERSONALIZAR EL EMAIL
Este punto es casi antagonista del otro. Está bien que seas sobrio, pero ojo, intenta no recurrir a un email casi ‘de plantilla’ en el que sólo cambies el nombre del destinatario. Si conoces alguna de las empresas en las que está, díselo; si has coincidido con él en algún evento o viste alguna charla suya, díselo.
Va, aquí te vamos a conceder una victoria: ¿por qué narices se supone que vas a tener que decirle que le viste en una charla o personalizarlo todo? ¿Aquí no hemos venido a hablar de negocios? ¿Por qué no basta con mandar la información y ya está?
Pues mira, tienes toda la razón del mundo, pero te en cuenta una cosa: el inversor es tan humano como tú y como yo, así que personalizar tu comunicación con él y hacerle sentir más cercano nunca estará de más.
5.- SOLTAR AMERICANADAS
¿No sabes a qué nos referimos con este punto? Échale un ojo a este vídeo:
Más allá de que tu idea sea buena o mala (eso no lo decidimos nosotros), evita esas americanadas y esas expresiones que… bueno… ya sabes:
- “Después de oír mi presentación, tú me darás las gracias a mí…”
- “Te doy la oportunidad de invertir en…”
- “Te vamos a hacer millonario…”
- “Vamos a revolucionar el [loquesea]”
- “Somos el Google/Spotify/Uber/Amazon de [loquesea]”
- “Te contamos el proyecto si nos firmas un acuerdo de confidencialidad” [Por Dios, ¡nunca hagas esto!]
6.- INCLUIR UNA DOCUMENTACIÓN INTERMINABLE
Si no eres de los que pide firmar un acuerdo de confidencialidad (uf, menos mal…), ojo, que quizá puedas arriesgarte a cometer otro error: adjuntar demasiada documentación.
Esto siempre dependerá de cada inversor, evidentemente, pero por norma general no parece buena idea que le inundes el email de documentos intrincados, informes interminables o datos que acaben por abrumarle. Recuerda que esto es sólo una introducción, con lo que probablemente baste con información muy concreta y directa. Si hay suerte, ya te pedirá más datos.
Imagen: Marie-Chantale Turgeon (Licencia CC).