‘Startups’ con sentido del humor: la originalidad como modelo de negocio
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Lo práctico no está reñido con lo originalidad o el sentido del humor. De hecho, todo lo contrario. Por difícil que parezca, si el mundo de las startups entra en la ecuación, el resultado puede ser tan sorprendente como rentable: no son pocas las compañías que han encontrado su modelo de negocio a través de proyectos que, a priori, suenan algo disparatados.
Es el caso de Need a mom, el proyecto de Nina Keneally, una sexagenaria neoyorquina que, por 40 dólares la hora (unos 36 euros con el cambio actual), se ofrece a hacer de madre de jóvenes que necesitan alguien con quien charlar, que les planche un par de camisas o que les acompañe a comprar regalos. En definitiva, para aquellos que requieran de la compañía de una madre sin que esta se entrometa en sus vidas.
Esta startup pensada para los jóvenes que se independicen en la ciudad que nunca duerme no es, ni mucho menos, la única que hace de las necesidades más personales un negocio. De hecho, puede que los que requieran de los servicios de esta madre de alquiler también se planteen recurrir a The Breakup Shop, una pequeña compañía que evita a sus clientes el mal trago de romper con sus parejas.
Así, tras abonar 10 dólares (algo más de 9 euros), la startup enviará en nombre del cliente un mensaje de texto dejando claro que la relación se ha acabado. Por el doble de dinero, The Breakup Shop se toma la molestia de hacer lo propio a través de una carta de las de toda la vida.
Así, estas y otras muchas startups han demostrado que es posible sacar provecho de los problemas cotidianos de la gente, esos que hasta ahora nadie había rentabilizado. En la línea de The Breakup Shop, la estadounidense Paladin Deception Services es capaz de crear toda una red de embustes en torno a sus clientes con tal de que tengan coartadas para todas sus mentiras: sea una línea inventada en el currículum o para evitar una cita incómoda, esta startup creada por un antiguo detective privado hace lo necesario para que los engaños se conviertan en realidad.
Adiós a los problemas cotidianos
No obstante, no toda esta hornada de startups originales a la vez que prácticas tienen una función tan intensa como la de romper con una pareja, inventar excusas de forma profesional o sustituir a una madre. De hecho, también las hay con funciones mucho más banales, como sucede en el caso de Throx. Esta tienda online no vende pares de calcetines, sino que los vende de tres en tres asumiendo que siempre hay uno que se extravía. Un problema del primer mundo menos.
Si este proyecto le ahorraría una buena cantidad de dinero a muchas familias, la idea de Hot Pink permite que algún que otro novio no se arrepienta de comprarle un anillo a su pareja antes de pedirle matrimonio. Con esta joyería británica, los clientes pueden diseñar un anillo exclusivo con metales y piedras preciosos.
Sin embargo, para evitar que miles de euros se vayan a la basura si la novia rechaza la proposición, Hot Pink vende réplicas de estos anillos de pedida en metales comunes. Una vez que obtiene el “sí, quiero”, el anillo bueno se fabrica (y se cobra). Puede parecer frívolo, pero sobre todo es práctico y económico.
Otros obsequios que pueden dejar de costar dinero son todas esas tarjetas regalo que el destinatario nunca llega a consumir. Gracias a Giftbit, los usuarios pueden comprar bonos para tiendas como Amazon o iTunes y recuperar el dinero si el propietario del regalo no lo canjea pasado cierto tiempo.
Tampoco todas las startups que demuestran tener sentido del humor y saber encontrar en la necesidad de muchos un nuevo modelo de negocio son del todo originales. Tanto es así que en el panorama empresarial abundan los clones de las plataformas más populares del momento, como Uber o Tinder.
Por ejemplo, Trustify le ha dado una vuelta de tuerca más a la economía colaborativa y no es sino el Uber de los detectives privados: tras explicarle a la plataforma tu caso concreto, ellos te ponen en contacto con el investigador que más se ajusta a tus necesidades.
Eso sí, el mundo de los clones llega a su punto álgido con Tinder y un sinfín de startups que tratan de sobrevivir copiando el modelo de negocio de la exitosa plataforma de ligue. Así, existe el Tinder de los judíos, el de los ricos, el de la Tercera Edad e incluso el Tinder de aquellos que solo buscan amistad (o eso dicen).
Sean o no clones, lo cierto es que estas y otras muchas startups demuestran a diario que el abanico de posibilidades para crear un proyecto es prácticamente infinito. Solo es necesario que solucione el problema de los potenciales clientes y llevarlo a la práctica.
A la hora de la promoción, eso sí, nada mejor que recurrir a otra startup original para que todo el mundo conozca la idea. Sin ir más lejos, Appypaper ofrece a los creadores de aplicaciones estampar el icono de su app en el papel de regalo que podrían utilizar cientos de miles de personas esta Navidad. El día más feliz del año, patrocinado por tu original startup. Increíble pero cierto.
Foto: Appypaper