Motos, bicis y patinetes: el transporte sostenible es un negocio de oro para las startups
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El tráfico y los niveles de contaminación producidos por los vehículos tradicionales llevan cada vez a más urbanitas a optar por alternativas de transporte sostenibles. Los sistemas públicos de autobuses, trenes y metro, junto con las bicicletas tradicionales y los coches eléctricos, solo al alcance de unos pocos, eran hasta hace no mucho las principales opciones para quienes decidían apostar por un método más respetuoso con el medioambiente y con la salud de los propios ciudadanos.
Pero con el auge de las startups de movilidad colaborativa, el abanico de opciones se ha abierto enormemente y “sharing” se ha convertido en el apellido de moda para casi cualquier vehículo. De los servicios de alquiler de motos Cooltra y Muving a los coches de Bluemove, pasando por las bicicletas públicas de BiciMAD o Bicing.
Otra startup que viene pisando fuerte es la jovencísima Journify, una app que pone en contacto a universitarios para compartir coche diariamente, y que permite a los usuarios reducir coste en tiempo y en dinero, además de contribuir a la reducción de contaminación. Está claro que las empresas de carsharing, motosharing y bikesharing están conquistando las grandes ciudades. Journify Sin embargo, hay otro nicho en este mismo mercado del quizá se oiga hablar menos. ¿Y si ese ciudadano comprometido con el medioambiente prefiere tener su propia bicicleta o moto eléctrica? Aquí es donde entran en juego otro buen número de startups de transporte sostenible que, lejos de centrarse en aplicaciones y plataformas, han nacido para desarrollar y fabricar vehículos tan ligeros e innovadores como limpios.
LA ELECTRICIDAD COMO PROTAGONISTA
La mayor parte de estas firmas emergentes se consolidan en el terreno de los vehículos eléctricos. Según un reciente informe sobre sostenibilidad, en España apenas hay 40.000 coches eléctricos o híbridos, y eso que algunos predicen que en el año 2050 la mitad de la flota mundial funcionará con esta fuente de energía alternativa. Puede que, como señalan muchos, el despegue de esta tecnología en nuestro país esté siendo lento, pero hay quien trata de contribuir con fuerza al impulso de este tipo de vehículos. Es el caso de .Ozone Drive, una empresa concebida en el seno de la Universidad de Berkeley que apuesta por transformar la movilidad ofreciendo vehículos eléctricos para que turistas y lugareños puedan moverse por las zonas bañadas por el Mediterráneo, empezando por Baleares. En el 2015 cerró con éxito una campaña de crowdfunding para financiar el desarrollo de su propio coche eléctrico. Si bien el nuevo vehículo aún está en camino, ofrecen un flamante modelo fabricado en colaboración con BMW y la empresa Iberostar en Mallorca. A los fundadores de Ecoche, sin embargo, no les interesan los automóviles nuevos. Esta startup extremeña, que recibió su primer empujón económico de manos de Agrotech StartUp 2015, mata dos pájaros de un tiro en lo que respecta al transporte sostenible. No solo contribuye a la transformación energética, sino que también apuesta por la economía circular. La idea de los emprendedores José Mendoza Milara y Mario Fernández Núñez consiste en recuperar viejos coches de gasolina para convertirlos en automóviles 100 % eléctricos que duren unos 10 años más. Ecoche
Otra de las tendencias que puede observarse en las startups del sector es el desarrollo de vehículos con un diseño bastante diferente al de los clásicos modelos a los que estamos acostumbrados. Empezando por Scoobic, una mezcla entre escúter y pequeña furgoneta para el transporte de mercancías desarrollada por la startup Passion Motorbike Factor, hasta el híbrido entre coche y bicicleta de Evovelo, esta vez un vehículo solar cuyo conductor no necesita tener carnet de conducir.
LAS DOS RUEDAS DEL TRANSPORTE SOSTENIBLE
Tanto los ciclos como las motos limpias, silenciosas y ágiles, juegan un papel primordial en la transformación de la movilidad urbana. Para Carlos Sotelo, fundador de Scutum, las motocicletas eléctricas representan una solución ideal a los problemas de contaminación y tráfico de las grandes ciudades, que tarde o temprano deberán enfrentarlos con medidas drásticas. El piloto catalán considera que, pese a que el mercado eléctrico es por ahora residual, “la tendencia es imparable”. Sotelo fundó la startup a finales del 2011, cambiando la velocidad y la competición por la sostenibilidad y las energías alternativas: desarrolla y produce escúteres eléctricas para ciudad dirigidas principalmente a empresas, como Correos, que ya cuenta con una flota de 200 unidades. Scutum
La mayoría de componentes de los vehículos de Scutum proceden de nuestro país, aunque una pequeña parte proviene de Asia, como las celdas de las baterías, proporcionadas por Samsung. Actualmente fabrican el modelo Silence S02, pero presentarán próximamente el S01, que incorpora una batería extraíble que puede recargarse en cualquier toma de corriente y pronto lanzará, asimismo, el S03, un vehículo de tres ruedas.
En el mundo de las bicicletas eléctricas, mientras tanto, los nombres de empresas que nacen para revolucionar el sector del transporte sostenible son cada vez más numerosos. Por un lado, podemos distinguir las firmas con experiencia en la distribución de modelos tradicionales, como la barcelonesa Moma Bikes, que deciden añadir a su catálogo ejemplares eléctricos.
No obstante, es tal el empuje de este sector y se espera que su repercusión aumente tanto que también encontramos un plantel de startups sostenibles dedicadas en exclusiva al desarrollo de vehículos con propulsión eléctrica. Es el caso de la empresa alicantina Electric Mobility Company, responsable de Skuty, una especie de bicimoto personalizable que se controla con el teléfono móvil. A través de su teléfono, el usuario puede encenderla o apagarla de forma remota, consultar el estado de la batería o establecer un límite máximo de velocidad.
Si bien las ventas europeas de e-bikes, como también se conoce a las bicicletas eléctricas, no pueden compararse con las chinas —allí ascienden a 30 millones anuales debido a las medidas del Gobierno contra los combustibles fósiles—, las cifras no hacen más que crecer en el Viejo Continente. Los costes de producción son más elevados y esto se refleja en los precios para el comprador, pero sus ventas han aumentado constantemente en la Unión Europea durante los últimos años, pasando de 98.000 unidades en el 2006 a las 588.000 del 2015. Entre las candidatas a representar a España en la explosión del mercado se encuentra la startup catalana Rayvolt, que ya comercializa su primer modelo en más de una veintena de países. La moto, de estética vintage, también incorpora baterías de Samsung e incluye un ordenador de abordo que permite al ciclista controlar factores como la potencia, la velocidad o el consumo energético. Rayvolt
A los emprendedores José Ramón Ribate y Pretty Sangrona no se les escapó un nicho de mercado en desarrollo que tuvieron la oportunidad de explorar a fondo en la feria Eurobike en 2015. Ese mismo año fundaron Bibóo, una firma bilbaína que fabrica y distribuye e-bikes no solo urbanas, sino también de carrera o de montaña.
Además, como en el caso de los coches, hay quien apuesta por reciclar y transformar los modelos tradicionales. Con este fin nació Ebike 75, una startup madrileña que aboga por el transporte sostenible ofreciendo un kit capaz de convertir (de forma reversible) el 95 % de las bicicletas disponibles en el mercado en eléctricas.
PATINETES ELÉCTRICOS MADE IN SPAIN
Otras firmas ofrecen alternativas para los más atrevidos, aquellos que no se conforman con ponerse a los mandos de una bicicleta, sino que prefieren vehículos más originales. Las navidades pasadas, sin ir más lejos, uno de estos productos triunfó entre los compradores de regalos: los escúteres o patinetes eléctricos de smartGyro.
La empresa distribuye tanto estos dispositivos como diferentes modelos de patines de la familia de los hoverboards, algunos conectados a una aplicación para manejar sus funciones. Compite en el mercado con otra marca muy popular y con una larga trayectoria que muchos consideran la primera en traer a nuestro país los patinetes eléctricos, Raycool.
Aunque los patinetes han conquistado a los más pequeños, también están cada vez más presentes en las calles bajo los pies de adultos que lo usan para moverse por la ciudad a una mayor velocidad que caminando, y sin tener que contaminar recurriendo a vehículos privados tradicionales. Son manejables y, de media, permiten recorrer alrededor de 20 kilómetros de distancia con una sola carga o, en términos temporales, tienen algo más de dos horas de autonomía.
Ya sea desarrollando coches o pequeños patinetes, startups como estas dejan patente que el sector de los vehículos eléctricos representa una oportunidad de negocio que florecerá en un futuro no muy lejano. Sin embargo, el fomento de este tipo de transporte sostenible por las administraciones tanto a nivel local, como regional y estatal es clave para su despegue definitivo.
Afortunadamente, aunque las medidas son aún incipientes, los organismos estatales parecen tenerlo claro. En el marco del IV Congreso Europeo del Vehículo Eléctrico, el ministro de Industria ha vaticinado que en el 2020 habrá alrededor de 109.738 vehículos eléctricos en España. Se trata de una cifra que solo podrá alcanzarse con un crecimiento anual del 50 % del parque eléctrico patrio. Un modelo de movilidad más limpio se afianza poco a poco en ciudades asfixiadas por el tráfico y la contaminación. Y es que, al fin y al cabo, es algo que a la larga nos beneficiará a todos.