Este negocio despega a toda velocidad: el éxito de las ‘startups’ de drones
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Sentir que surcamos el cielo contemplando las imágenes que registra un dron de pequeña envergadura se ha convertido en una afición para algunos y en un negocio para otros. En España, casi 60 escuelas de pilotos de drones imparten ya cursos para que quien quiera emprender una actividad profesional controlándolos desde tierra, desde grabar asombrosos vídeos hasta realizar tareas de vigilancia.
La infinidad de aplicaciones de los vehículos aéreos no tripulados han provocado el rápido despegue de este sector en los últimos meses. Solo en Estados Unidos, se espera que la inversión sea este año de 2.300 millones de dólares (unos 2.000 millones de euros). De hecho, compañías de la talla de Qualcomm, Intel o Boeing ya están invirtiendo en startups que quieren hacerse un hueco en este sector de altos vuelos.
El unicornio de los drones y otros fabricantes conquistando los cielos
“Nuestra idea era solo hacer el producto, dar de comer a 10 o 20 personas y tener un equipo”. Así explicaba sus intenciones Frank Wang, al que se le ocurrió crear una empresa de drones en su residencia de estudiantes hace casi una década. Ahora, DJI, la empresa que fundó, se ha convertido en el mayor fabricante de drones del mundo.
Con una valoración de 8.000 millones de dólares (7.000 millones de euros) y el apoyo de inversores tanto chinos como estadounidenses, la compañía que fundó Wang forma parte del selecto club de los unicornios, aquellas startups valoradas en más de 1.000 millones de dólares. Curiosamente, es una de las pocas que ocupan los primeros puestos de la lista que se centra en el hardware.
En 2009, el por entonces redactor jefe de Wired, Chris Anderson, decidió dejar la prestigiosa revista para cofundar 3D Robotics. La compañía de San Francisco ha conseguido 99 millones de dólares (87 millones de euros) en cuatro rondas de financiación, y los analistas de la firma CB Insights ya predicen que puede convertirse en un unicornio este mismo año.
Junto con la compañía francesa Parrot, 3D Robotics y DJI dominan la mayor parte del mercado de venta de drones. Sin embargo, otras startups también están dispuestas a entrar en la carrera. Después de cerrar una ronda de financiación de serie B por valor de 42 millones de dólares (37 millones de euros) el año pasado, el fabricante de drones chino EHang presentó en la pasada edición del CES un curioso dron: el primero capaz de transportar a una persona.
También en España hay compañías innovando en el sector, como Erle Robotics. Esta startup fundada por dos jóvenes hermanos ha apostado por la fabricación de drones y robots provistos de “cerebros artificiales” de código abierto, con el fin de que sus dueños puedan modificarlos y adaptarlos a las tareas que deseen.
Erle RoboticsEl año pasado, la compañía captó 200.000 euros en su primera ronda de financiación de seis inversores privados británicos y españoles cuando lanzaba el primer dron con sistema operativo Ubuntu.
DARPA se ha interesado por la compañía española Erle Robotics, dedicada a la fabricación de drones ‘open source’
Recientemente, la mismísima Agencia de Investigaciones Avanzadas de Defensa de Estados Unidos (DARPA), se ha interesado por Erle Robotics. De hecho, ha sido la única empresa no estadounidense en recibir fondos del Pentágono, que les ha encargado la tarea de crear una plataforma para facilitar la creación y reparación de robots. Además, en la reciente edición de la Global Robot Expo, la startup valenciana Quaternium presentó un novedoso dron con el que han intentado resolver uno de los mayores problemas de los cuadricópteros: su limitadísima autonomía. Quaternium
Su HYBRiX puede volar durante cuatro horas porque, en lugar de recurrir a baterías de litio, un motor de combustión genera la electricidad necesaria para mover los motores de las hélices. Esta prometedora compañía, que participó en el programa de aceleración Agrotech de la Junta de Extremadura, está buscando partners e inversores para comenzar a vender sus productos este año.
Drones al servicio de la agricultura, la mensajería o la competición
No solo las compañías centradas en diseñar innovadores multirrotores están pisando el acelerador en nuestro país. La startups ofrecen servicios para todo tipo de sectores con los drones de su flota. De hecho, ya hay más de 1.100 operadores registrados en la Agencia Estatal de Seguridad Aérea que pueden realizar actividades con fines profesionales. Una de ellas es Hemav, una compañía barcelonesa que en 2014 cerró una ronda de financiación de 450.000 euros a través de la plataforma de crowdfunding de inversión Crowdcube.
HemavLa firma presta servicios de grabación de vídeo para cine, publicidad y televisión, inspección de infraestructuras, generación de levantamientos topográficos o realización de mapas para el control de la calidad de agua gracias a drones provistos de cámaras tradicionales, térmicas y multiespectrales. Incluso disponen de un sistema de agricultura de predicción: combinando la información de los drones con técnicas de machine learning, asesoran a los agricultores sobre abonado, riego, poda o crecimiento de cultivos.
https://t.co/in17SwQOPq Buscamos ingenieros agrónomos para incorporarse al equipo de @hemavgroup #infodron #empleo pic.twitter.com/i3XkxKGrhD — HEMAV (@hemavgroup) 15 de marzo de 2016
iDronEx, una compañía que también nació gracias al programa Agrotech de la Junta de Extremadura y que ofrece servicios de montaje de drones, realización audiovisual y captación de datos mediante sensores; o UAV Works, un proyecto para prestar servicios profesionales con drones de diseño propio que ganó el Programa Yuzz para jóvenes emprendedores de la Universidad de Valencia, son otros proyectos españoles.
iDronExLa firma valenciana Drone Spain, la mayor empresa de drones de nuestro país, pretende ir aún más allá. Miguel Zorita,expresidente de la consultora Deloitte, acaba de comprar la mayoría del capital de esta compañía que también ofrece un amplio abanico de servicios. La intención de Zorita es crear una plataforma para que empresas locales puedan ofrecer sus propios servicios con drones bajo el paraguas de Drone Spain, estableciendo una red de colaboradores similar a BlaBlaCar.
Frente a estas empresas, otras pretenden utilizar los drones para fines muy específicos. Por ejemplo, Pop Up Forest pretende automatizar la reforestación de bosques de todo el mundo combinando “drones aéreos y terrestres”. Después de ganar el Blue BBVA Impact Challenge, sus jóvenes fundadores van a viajar a Silicon Valley en busca de financiación. Al igual que Amazon y Correos quieren repartir paquetes con drones, las nuevas empresas del sector les quieren dar nuevos usos.
También hay startups que quieren captar la atención de los fans del aeromodelismo. Si bien en España las vertiginosas carreras de drones están arrancando, en Estados Unidos ya se han celebrado varias competiciones oficiales.
Hay empresas e inversores convencidos de que las competiciones de robots aéreos se convertirán en laFórmula 1 del aire.
Stephen Ross, el propietario de los Miami Dolphins, decidió invertir un millón de dólares (unos 890.000 euros) a través de su firma de capital riesgo RSE Ventures en la Drone Racing League, que acaba de celebrar la primera carrera de su temporada en el estadio del equipo de fútbol americano. Una demostración de que ya hay empresas e inversores convencidos de que las competiciones de robots aéreos se convertirán en la Fórmula 1 del cielo.
La popularidad de los drones ha provocado que algunos emprendedores se hayan fijado no solo en sus ventajas, sino también en sus inconvenientes. La posibilidad de utilizarlos como espías ha provocado el nacimiento de compañías como Drone Shield, que ha desarrollado un servicio de detección de drones a un kilómetro de distancia a través de una red de sensores acústicos. El sistema se utilizó durante el rodaje de Star Wars: El Despertar de la Fuerza para evitar que cuadricópteros cotillas se enteraran de los detalles.
Más agresivo es el cazadrones de OpenWorks Engineering, una compañía que ha creado una suerte de pistola de aire comprimido capaz de lanzar una red sobre un dron situado a un máximo de 100 metros para capturarlo y hacer que aterrice sin que sufra daño alguno.
La infinidad de proyectos relacionados con los cuadricópteros demuestran así que se trata de un sector que volará cada vez más alto en los próximos años. Eso sí, habrá que comprobar si los cambios en las legislaciones de cada país (en España se espera que se apruebe una nueva ley a finales de año que podría permitir el vuelo sobre zonas urbanas), impulsan o no este negocio multimillonario.
Fotos: Pixabay, Cristina Sánchez, Alex Batterfield, Erle Robotics (Licencia Creative Commons)