Las tareas domésticas son cosa de ‘startups’ (si acaban con la economía sumergida)
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Tras haber obtenido más de 700.000 euros de varias aceleradoras, entre las que se encontraba Lanzadera, una inspección de trabajo tumbó a finales de 2015 los sueños de la ‘startup’ española EsLife.
La plataforma había sido creada para poner en contacto a los profesionales de la limpieza con sus posibles clientes. Con su cierre, el proyecto dibujó a la perfección los claroscuros de esta otra arista de la economía colaborativa: todo puede ponerse en venta a través de la Red (incluso las tareas domésticas), pero a día de hoy la inseguridad jurídica hace que cualquier movimiento innovador se desplace sobre arenas movedizas.
EsLife¿Algo que limpiar? El de la ‘startup’ valenciana no es el único proyecto que ha tratado de llevar las labores del hogar a una nueva dimensión. A día de hoy, la empresa líder en España de este naciente mercado es GetYourHero. Con sede en Barcelona, su proyecto ha crecido aún más al adquirir los activos de otra compañía que habían operado antes en el país, Helpling. Helpling
Más allá de ocupar el trono del sector, desde GetYourHero aseguran que todos los profesionales de la limpieza que se encuentran en su plataforma son legales y cumplen con la regulación. Con ello, la ‘startup’ despeja cualquier duda respecto a otro reto que afronta el mercado: además de sobreponerse a la falta de una regulación que se adapte a los nuevos tiempos, los proyectos que quieran prosperar en España a través de la limpieza doméstica tendrán que luchar contra el peso de la economía sumergida.
Tal es el problema que supone el habitual pago en negro de estos servicios, que GetYourHero no es la única comunidad que se preocupa por este aspecto. Otras como Domesting o la salmantina Wayook, acelerada por Wayra, garantizan la legalidad de los que ofrecen sus servicios en sus respectivas plataformas.
En cuanto a su funcionamiento, lo cierto es que estas ‘startups’ tienen un planteamiento sencillo y, en ocasiones, casi idéntico: los usuarios que quieran disfrutar de su tiempo y deseen deshacerse de las tareas del hogar solo tienen que dar sus datos y desgranar sus necesidades para que la plataforma envíe al profesional de la limpieza más adecuado. Por su parte, aquellos que deseen ofrecer su servicios a través de las ‘startups’ solo tendrán que registrarse, establecer el precio y, en cada caso, decidir si aceptan o no el encargo que reciben. La punta del iceberg El servicio básico que ofrecen todas estas ‘startups’ es el de limpieza, pero no se trata del único. De hecho, a través de ellas también se puede contratar a alguien que se encargue de hacer la colada, que limpie las ventanas o que acabe con la clásica montaña de ropa que espera la hora de la plancha. En definitiva, cualquier tarea del hogar se puede comprar con un par de clics. Por si fuera poco, han nacido otros proyectos especializados en nichos muy concretos de la vida cotidiana. Es el caso de BePoppin, que ofrece a los usuarios un amplio catálogo de niñeras de su zona para que sean ellos mismos los que elijan quién se queda cuidando a los más pequeños de la casa en función de cuestiones como su tarifa o las valoraciones recibidas por otros padres. Al ser el ahorro de tiempo y de esfuerzo el producto principal de estas ‘startups’, otras compañías pretenden que los usuarios no tengan ni que buscar: el proyecto sevillano MyFixpert pone en contacto a técnicos capaces de arreglar dispositivos electrónicos de todo tipo con sus posibles clientes para que estos no tengan que andar recorriendo las calles tratando de encontrar uno. MyFixpert
Así, desde quehaceres excesivamente especializados hasta otros tan sencillo como hacer la compra (algo que en Comprea pueden hacer por ti), cualquier cosa puede desaparecer de la lista de tareas gracias a la economía colaborativa.
No obstante, algo tan simple como encontrar a través de internet a alguien que vaya a limpiar tu casa o a planchar por ti tendrá que vérselas primero con la falta de legislación y luchar contra esos pagos en negro que, en sectores como este, son el pan de cada día.
Foto: JD Hancock
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