‘Venture debt’: una forma de invertir en ‘startups’ con menos riesgos
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Desgraciadamente, el dinero no crece en los árboles ni en los bolsillos, ni siquiera en los bancos. Si no que se lo pregunten al fundador de una empresa: “Se dice que tu primer trabajo como CEO de una startup es asegurarte de que tu compañía no se queda sin un duro”, afirma, medio en broma medio en serio, Brian Feinstein, socio de la firma de capital de riesgo Bessemer Venture Partners.
Junto con un par de colegas del sector, Feinstein ha publicado una guía para que emprendedores e inversores conozcan un novedoso método que puede solucionar los problemas de liquidez iniciales. Se trata del venture debt, una herramienta de financiación que difiere de las inversiones de alto riesgo y de los préstamos tradicionales para ocupar un puesto intermedio.
No es otra cosa que “un complemento que te ayuda a ampliar el capital obtenido durante las primeras rondas de financiación”, nos explica Lluís Font, uno de los socios fundadores de Lean Investment, un club de inversores privados con base en Barcelona. Acaban de comenzar su actividad hace poco más de un mes y desde el principio han apostado por esta estrategia para financiar empresas tecnológicas.
“No exige ningún aval bancario a las startups, ni otras condiciones que piden las entidades financieras y que son difíciles de alcanzar para un emprendedor”, añade.
En castellano, venture debt es el equivalente a los préstamos convertibles en acciones. “Existe la posibilidad de transformar ese crédito en acciones para el inversor”, prosigue Font, “lo que puede dar buen rendimiento a su cartera de empresas”.
“No exige ningún aval bancario a las startups, ni otras condiciones que piden las entidades financieras y que son difíciles de alcanzar para un emprendedor” Lluís Font
Por otro lado, las compañías que quieran acceder a estas aportaciones pueden desmarcarse (al menos en parte) de la dura competición por conseguir la cifra que necesitan durante las primeras rondas de financiación. Si les falta una cantidad relativamente pequeña – el venture debt suele suponer un complemento de entre el 50% y el 25% de la inversión principal −, pueden acudir a grupos como Lean Investment.
Al contrario que los business angels y los fondos de capital de riesgo, estas firmas no participan en la financiación de la empresa si no hay ya un inversor importante de alguno de los dos tipos anteriores. Solo toman una participación minoritaria. “Es un tema de análisis de riesgo: el venture debt no tiene como objetivo asumir el riesgo principal de capitalización de la compañía”, explica el fundador del club.
Una vez han desembolsado capital en un proyecto, se involucran en él y al menos uno de los socios pasa a formar parte del consejo de administración de la startup. Adquieren un papel de mentor: “Preferimos ir una vez a la semana para conocer los problemas que tienen y no solo reunirnos en un comité de dirección bimensual”, afirma el catalán.
No obstante, hay un aspecto en el que la herramienta se parece a los préstamos: hay que devolver el dinero obtenido. “Durante un periodo de uno o dos años solo pagan intereses”, señala Font. Los plazos de devolución no son fijos, dependen del modelo de negocio y de la evolución que observen en la compañía. “Estamos manejando entre tres y cinco años, pero estudiamos cada caso”.
Los intereses, más altos que los de un préstamo al uso, también van a depender de la valoración de riesgo del grupo de inversores. Según el catalán, “son elevados porque nosotros no damos garantías, las garantías son las propias acciones”. Pueden participar desde interesados con poco capital, que deciden financiar algunas empresas con el asesoramiento de expertos en el sector, hasta profesionales que quieren ampliar su cartera de inversión.
Además, tienen la posibilidad de aportar capital a varios proyectos, por lo que aumentan sus posibilidades de obtener buenos resultados. “Con un buen conjunto de startups se puede conseguir buena rentabilidad con menos riesgo que si invierten individualmente en cada una de las que consideran atractivas”, dice Font. Además, deciden en qué compañía quieren participar y con qué cantidad.
Aunque no todos pueden acceder a este tipo de herramienta – estudian minuciosamente cada iniciativa −, supone una opción más para los emprendedores a la hora de buscar financiación. En opinión de Feinstein, lo mejor es que lo soliciten cuando tengan seguro un buen arranque, sin olvidar que el dinero recibido lo van a devolver con intereses.
Fotos: Chris Potter y OTA Photos (Flickr, licencia Creative Commons)