Apostar contra los humanos: el inversor inteligente va con los robots en la guerra por el trabajo
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Ya sean pequeñas o grandes, lo cierto es que las compañías van siendo conscientes del peso que tendrá en un futuro no muy lejano la inteligencia artificial. “Todas las empresas van a necesitar inteligencia artificial”, sentenciaba recientemente José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica. De hecho, son muchos gigantes de la tecnología los que han apostado ya por este prometedor sector a golpe de inversiones millonarias a las principales startups.
Más allá de proyectos basados en el reconocimiento facial, los asistentes virtuales o el machine learning, hay startups que parecen preparar el desembarco de los robots en el mercado laboral. Según un reciente estudio de PricewaterhouseCoopers, hasta un 38 % de los puestos de empleo de Estados Unidos podrían estar en riesgo de automatización en 2030, un porcentaje que estaría en el 30 % en el caso de Reino Unido y en un 35 % en el de Alemania.
No parecen ser simples augurios: si cada vez suena con más fuerza la posibilidad de que los robots terminen por sustituir a los humanos en ciertos puestos de trabajo, las inversiones de este singular sector parecen confirmar ciertas sospechas.
Solo en los tres primeros meses de 2017, un total de 39 startups de robótica recibieron una inversión de más de 500 millones de dólares (unos 450 millones de euros), lo que ya permite hacerse una idea global del panorama inversor en relación a los androides. Un ejemplo concreto de hasta dónde puede llegar la automatización lo representa Momentum Machines, una startup con sede en San Francisco que ha logrado levantar recientemente una ronda de inversión de 18 millones de euros. El objetivo de la compañía no es otro que desarrollar un robot capaz de hacer hamburguesas sin necesidad de intervención humana.
Si bien puede parecer trivial, un sueño tan norteamericano como el de un robot preparado para cocinar comida rápida cuenta con un apoyo que da una idea de cuán importante podría llegar a ser la automatización en este especial nicho del sector de la hostelería: además de haber llamado la atención de fondos de capital riesgo e inversores como Khosla Ventures, K5 Ventures o Lemnos Labs, Momentun Machines cuenta con el apoyo de Google Ventures, la rama inversora de los de Mountain View.
Y si el sector de la comida rápida puede estar al borde de un cambio radical en el caso de que proyectos como el de Momentun Machines prosperen, el de la mensajería no se queda atrás. De hecho, más allá de revoluciones planteadas por compañías basadas en la economía colaborativa como Glovo, JustEat o Uber, la automatización también amenaza al gremio de los mensajeros: Amazon lleva tiempo persiguiendo la idea de drones repartidores, y no es la única.
A comienzos de año, la startup británica Starship Technologies, creada por el cofundador de Skype Janus Friis, levantó una ronda de más de 17 millones de dólares (algo más de 15 millones de euros al cambio actual) aportados por el gigante de la automoción Daimler. Todo, para continuar desarrollando una suerte de carritos autónomos que, gracias a un sistema de cámaras y sensores, pueden hacer cualquier reparto por sí mismos, de manera autónoma. Además, el interior de estos drones terrestres permite mantener la temperatura del paquete en cuestión, lo que lo haría ideal para repartir la comida rápida hecha previamente por un robot.
Pero no solo de robots físicos vive el mundo de la automatización, ese que vendría a poner en peligro puestos de empleo en todo el mundo. De hecho, hace tan solo unas semanas la startup rumana UiPath levantó una ronda de financiación de 30 millones de dólares (prácticamente, 27 millones de euros al cambio actual) y su objetivo no es otro que desarrollar un software con el que automatizar ciertos procesos corporativos, tales como las gestiones vinculadas a nuevas incorporaciones laborales o aquellas relacionadas a las reclamaciones de seguros.
Si bien la startup fue creada hace un lustro, esta ha sido la primera llegada de capital privado desde su nacimiento en 2012, lo que podría indicar que los inversores consideran que el mercado está lo suficientemente maduro como para empezar a plantear la sustitución de empleados humanos por algoritmos. De hecho, UiPath ya cuenta con una cartera de unas 200 grandes empresas entre las que se encuentran Lufthansa o Generali.
Vigilantes robóticos
Uno de los posibles recambios robóticos para los que más preparada podría estar la sociedad gracias a su inmensa presencia cinematográfica es el de los vigilantes de seguridad. No solo están presentes en numerosos largomentrajes y series, sino que además hace ya más de una década que distintas empresas alrededor del mundo persiguen el sueño de un ejército de robots que, con sensores y cámaras, puedan encargarse de salvaguardar cualquier emplazamiento.
A día de hoy, parece que es Knightscope, con sede en Silicon Valley, la mejor posicionada para lograrlo. No en vano, su simpático (aunque no especialmente amistoso) K5 ya vigila los campus de empresas como Microsoft o Uber o algunos estadios. Más allá de su efectividad, su clave está en el modelo de negocio: Knightscope alquila a sus K5 por 7 dólares la hora (poco más de 6 euros), menos de lo que cobra un vigilante humano por un servicio similar.
No obstante, algunas startups por ahora no parecen especialmente interesadas en plantear el debate de la sustitución de humanos por robots en los puestos de empleo. Es el caso de Xenex, una compañía que ha creado robots especializados en la desinfección de hospitales y que ya ha logrado recaudar un total de 94 millones de dólares en distintas rondas de financiación.
Desde la empresa aseguran que su proyecto no pone en peligro puesto de empleo alguno: el proceso que llevan a cabo sus robots es complementario a la limpieza habitual de hospitales y clínicas, por lo que ningún trabajador debería terminar sin empleo por culpa de un autómata de Xenex. En cualquier caso, lo cierto es que la tendencia de futuro parece estar clara: los inversores están apostando por esos robots que algún día se encargarán de las tareas que hoy desempeñan los humanos.
Foto: Logan Ingalls