Lecciones que aprender de startups prometedoras que acabaron fracasando

Categorías: Startups

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A lo largo de su carrera, los inversores y los emprendedores observan con especial atención los pasos dados por esos proyectos que llegaron a conseguir una valoración estratosférica, y poder extraer lecciones de las startups de éxito.

Pero a veces nos olvidamos de que del fracaso también se aprende y de que es necesario que sacar aprendizajes, tanto de nuestros errores, como de los de aquellos emprendedores que han llegado a levantar jugosas rondas de financiación y que, sin embargo, han fallado a la hora de tomar alguna decisión clave en su camino, y han terminado cerrando la startup.

LECCIONES DE STARTUPS DE ÉXITO QUE FRACASARON

Obviamente, de las startups de éxito se puede aprender y mucho. Al fin y al cabo estas startups proporcionan los ingredientes necesarios para que la receta de otro proyecto termine llegando a buen puerto. Pero como decíamos, del fracaso de las startups también se pueden extraer valiosos aprendizajes. Cuando algo falla, no todo está perdido, sino que se gana experiencia y se adquieren conocimientos que solo es posible obtener a través de estos sinsabores.

Solo con analizar los casos más sonados del pasado año, es posible sacar lecciones de exitosas startups que fracasaron en su escalada hacia la cima del emprendimiento. Nombres como los de Jawbone, Beepi, Yik Yak o Juicero estuvieron asociados a rondas multimillonarias, pero sus fallos provocaron su caída y hoy sirven para que otras startups aprendan. ¡Repasamos algunos errores!

 

1. Cuida el dinero (aunque la idea sea insuperable)

Beepi representa el perfecto ejemplo de una muy buena idea mal ejecutada. Este mercado de compraventa de vehículos de segunda mano, en el que se encargaban incluso de comprobar el estado del coche y de entregárselo a su nuevo propietario eliminando al resto de intermediarios tradicionales, llegó a estar valorado en +560 M$ (+475 M€ al cambio actual) y a contar con más de una treintena de inversores.

Bien, pues Beepi se quedó sin dinero y tuvo que buscar un comprador. Sin embargo, varios intentos de venta no llegaron a buen puerto y, finalmente, el proyecto desapareció de forma definitiva a comienzos de 2017. Más tarde se supo que sus responsables llegaban a gastar 7 M$ mensuales (algo menos de 6 M€ al cambio actual) y que parte de esos costes iban destinados a altísimos salarios y a excentricidades como sofás de lujo. ¿Lección de startup de éxito fracasada? Cuida bien el dinero con el que cuenta tu proyecto: por muy buena que sea tu idea, el cash no es infinito.

 

2. Sin usuarios, tu startup vale poco

Otra lección que podemos destacar de una próspera startup tiene como protagonistas a los usuarios. Si no, que se lo digan a los responsables de la aplicación de mensajería instantánea Yik Yak. Su propuesta tampoco era mala precisamente: se trataba de un tipo de WhatsApp que permitía enviar mensajes desde el anonimato a otros usuarios que se encontraran en un radio de 8 kilómetros.

Sin embargo, el mal uso que le dieron algunos internautas perjudicó la existencia de esta herramienta que parecía proteger y defender la privacidad. Yik Yak pronto se vio vinculada a casos de acoso escolar y racismo, lo que le granjeó una mala fama que acabó con sus posibilidades de crecimiento. Y aquí viene otra importante lección de una startup de éxito que hay que tener presente siempre: lograr que la herramienta sea utilizada de forma adecuada. Esto es clave para que los usuarios confíen en ella. Sin ellos, da igual cuán buena sea la idea. De hecho, Yik Yak levantó más de 70 M$ (unos 62 M€) en varias rondas de financiación y no le sirvieron para nada: cerró a mediados del pasado año.

 

3. Ofrece algo útil (y sin inflar su precio)

Sin lugar a dudas, una de las más valiosas lecciones del pasado 2017 la protagonizó Juicero, uno de los más sorprendentes casos de Silicon Valley. Esta startup de éxito no ofrecía otra cosa que un singular exprimidor con conexión wifi, pero el diseño y la tecnología se vendían a precio de producto de lujo: costaba 700 $ (cerca de 600 € al cambio actual).

Más allá de la abismal diferencia entre el coste de un exprimidor al uso y este producto del internet de las cosas, el mayor fallo de Juicero no fue el de poner un precio elevado a un electrodoméstico que supuestamente era de alta tecnología. De hecho, en un par de años vendió algunas unidades e incluso levantó más de 115 M$ (97 M€) en distintas rondas de financiación en las que llegó a participar la mismísima Google.

Todo se acabó para la compañía norteamericana cuando una periodista demostró que las bolsas en las que Juicero vendía sus preparados de frutas y verduras podían ser exprimidas simplemente aplastándolas con las manos, sin necesidad de usar la máquina. En definitiva, sus creadores habían vendido un producto poco útil y demasiado caro.

¿Lección aprendida? Crea productos valiosos que cambien el día a día de la gente, pero sin inflar sus expectativas (ni sus precios, claro).

 

4. Desarrolla un plan de negocio y unos objetivos claros

Antes de que una startup comience su andadura es necesario saber a qué se va a dedicar y cuáles serán sus pasos a seguir. De lo contrario, podría pasarle como a Jawbone que, tras levantar cerca de 1.000 M$ (más de 850 M€) en distintas rondas de financiación y alcanzar una valoración de unos 3.000 M$ (unos 2.500 M€), cambió radicalmente el rumbo de su negocio. El principal responsable de esta empresa de wearables decidió cambiar por completo y dar el salto al sector del eHealth.

Tras hacer lo más difícil durante años, consiguiendo ser apoyada por los inversores, terminó por ser liquidada hace tan solo unos meses. La lección de esta startup de éxito que no ha tenido un final feliz parece estar clara: aún sabiendo que una startup puede pivotar el plan de negocio y la visión de compañía han de quedar establecidos desde el inicio.

 

5. Tu currículum no lo es todo

Otra gran lección la brinda Pearl. Esta startup californiana fabricaba cámaras inalámbricas para ser colocadas en las matrículas de los coches y grabar todo lo que sucediera, por ejemplo, en un accidente. Los fundadores eran antiguos ingenieros de Apple y la gran mayoría de los empleados también habían trabajado previamente para la manzana mordida.

La cámara salió a la venta por 500 $ (algo más de 425 €) y, a pesar de ser un producto de gran calidad, a la altura de exmiembros de la firma de la manzana mordida, Pearl terminó cerrando. El principal problema fue que en el mercado estadounidense cada vez son más los vehículos que ya vienen de fábrica con este tipo de cámaras. Eso y, probablemente, creer que ser exempleado de Apple es el pasaporte para fundar una startup de éxito. Sí, ayuda, pero no lo es todo.

 

6. Aportar algo nuevo (y evitar guerras con gigantes)

Su nombre es Quixey y es otra de las startups de éxito que nos dejaron alguna que otra valiosa lección en el pasado 2017. Esta startup trataba de revolucionar el mundo de la búsqueda de apps desde Mountain View, no muy lejos de la sede de la todopoderosa Google. Paradójicamente, estaba demasiado cerca de la gran G en todos los sentidos.

La propuesta de esta startup que levantó +130 M$ (algo más de 110 M€ al cambio actual) en distintas rondas de financiación, y que llegó a contar con el apoyo económico de Alibaba), pasaba por crear un motor de búsqueda para las tiendas de aplicaciones que superara los existentes y que permitiera a los usuarios, por ejemplo, encontrar la app que necesitaban sin saber su nombre, sino tan solo sus funciones.

Sin embargo, tuvo que enfrentarse a las innovaciones que fueron incorporando Apple y Google. En mitad de esa guerra de gigantes (en la que Quixey era el peón de Alibaba, recordemos), la startup bajó los brazos: a comienzos de 2017, se anunció una reestructuración de la plantilla. Tras los despidos, llegaría la búsqueda de nuevas opciones estratégicas, aunque desde entonces nunca más se supo.

 

7. La rentabilidad sí lo es todo

Otra de las principales lecciones de prometedoras startups que terminaron cerrando sus puertas el pasado año es que, cuando el modelo de negocio está definido, los costes no deben superar los ingresos. Algo tan aparentemente básico para cualquier emprendedor supuso el final de Maple, una exitosa startup del sector del delivery que gozaba de una valoración superior a los 100 M$ (unos 85 M€) pero que amplió sus costes hasta ahogar a la intocable rentabilidad: los pedidos incluían los gastos de envío gratuitos y, además, se les regalaba a los usuarios un detalle en forma de galleta.

¿Qué podemos aprender de esta exitosa startup que acabó fracasando? Que no debemos olvidar que el proyecto tiene por objetivo básico, además de aportar valor, hacer dinero. Por muy buena que sea tu idea, ni tus inversores ni tus propias cuentas olvidarán este asunto de vital importancia.

 

¿ESTÁS PREPARADO?

Si crees que tienes un proyecto ambicioso entre manos (y con estas lecciones aprendidas), podemos ayudarte en el camino al éxito. llevar a tu startup al siguiente nivel. ¿Empezamos?

QUIERO FINANCIACIÓN

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