¿Camino a Silicon Valley? Consejos para el viaje de nuestras startups

Categorías: Startups

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El 84 % de las startups españolas considera que su despegue definitivo pasa por la internalización de su negocio. El principal mercado donde ya han puesto en marcha su expansión es el europeo, mientras que solo algunas de ellas se han decidido a cruzar el charco: el 25 % de las empresas emergentes patrias están presentes en Estados Unidos, un puñado afincadas en Silicon Valley.

Los datos extraídos del último informe sobre la internalización de las startups españolas de base tecnológica de IE Bussiness School son optimistas, pero ponen de manifiesto que las compañías todavía no sacan partido de las grandes oportunidades que presenta el mercado estadounidense. El gigante norteamericano ofrece mucho más que un aumento del volumen de ventas o de clientes. No en vano, al sur de la Bahía de San Francisco, Silicon Valley se yergue como el mayor hervidero de startups a nivel mundial.

EL DESPEGUE A SILICON VALLEY

“Son muchos los emprendedores que, después de haber levantado una ronda de capital en España, hacen las maletas con toda su ilusión y se van a Estados Unidos para intentar llegar allí a las siguientes fases”, nos cuenta Ibai Urruchua, líder de la plataforma financiera de Hearsay Systems y uno de los fundadores del fondo Gate 93, con sede en San Francisco. El objetivo de la iniciativa, que cuenta ya con una treintena de socios pese a su corta edad, es precisamente echar una mano a las startups españolas para que aterricen y puedan desarrollarse tanto en Silicon Valley como a nivel global.

Gate 93

De izquierda a derecha: Ibai Urruchua, Juanjo Feijoo y Javier Cortés.

Los integrantes del fondo —cofundado por Javier Cortés, responsable financiero de Instacart, y Juanjo Feijóo, director senior en Adobe— quieren contribuir a evitar una situación con la que se encuentran habitualmente: startups españolas que, después de meses de lucha y una importante inversión de dinero en Silicon Valley, se vuelven a España “sin haber logrado sus objetivos y quizá con un agujero económico importante”, apunta Urruchua. Para ello, ofrecen a las startups españolas no solo una inyección monetaria de entre 50.000 y 100.000 dólares (42.000 y 84.000 euros), sino también el asesoramiento y enseñanzas proporcionados por una red de mentores, tanto estadounidenses como españoles y de otros países de Europa.

Se trata de profesionales con años de experiencia en empresas como Google, Apple o Twitter especializados en diferentes campos —ingeniería, marketing, desarrollo de producto, …— que pueden guiar a las startups españolas haciendo hincapié en aquellas áreas donde tiene más dificultades.

Gate 93

STARTUPS ESPAÑOLAS: CARENCIAS QUE FRENAN EL DESPEGUE

Al preguntarle por los factores que reducen las posibilidades de éxito de las startups españolas en Silicon Valley, Urruchua advierte que depende del caso, pero que hay algunas líneas generales. Por un lado, aunque no les falta talento técnico, las startups españolas suelen quedarse cortas de confianza. En otras palabras: “No nos lo creemos”, sostiene este ingeniero afincado en San Francisco. Además, a las startups españolas les cuesta desarrollar la ambición por convertirse en un negocio global, necesaria para triunfar en Silicon Valley. Casi siempre arrancan en mercados locales, como Madrid o Barcelona, para luego dar el salto a otros países. En cambio, “las que triunfan en Estados Unidos nacen mirando de reojo al panorama global y pensando en lo que van a necesitar para expandirse”.

“En España no hay un puente directo con Estados Unidos como ocurre en otros países europeos” Ibai Urruchua

Por otro lado, en las startups españolas se da un problema de relaciones estratégicas. Si bien existen conexiones a nivel individual entre empresas de nuestro país y profesionales del otro lado del charco, no existe un tejido sólido sobre el que puedan apoyarse. “No hay un puente directo como ocurre en otros estados como Italia o los países escandinavos”, subraya Urruchua. Pero más allá de esta coyuntura, hay otro elemento intrínseco que puede llevar a un mal tropiezo en el caso de las startups españolas. Tanto en Estados Unidos como en cualquier otro mercado, es muy común encontrar “una falta de entendimiento del desarrollo de producto”, indica el cofundador de Gate 93. Sobre todo cuando el perfil de los emprendedores es técnico, tienden a pensar en las soluciones tecnológicas antes que en la necesidad que quieren cubrir. Es muy difícil que un producto o un servicio llegue a los usuarios finales si estos no saben qué hacer con él. “Con esta mentalidad terminan invirtiendo mucho tiempo y dinero en las primeras fases de la empresa para intentar encontrar qué problema están solucionando”, explica Urruchua. Mientras que a la inversa el proceso es mucho más rápido y efectivo.   internacionalizacion-startups

CONSEJOS PARA INICIAR EL VIAJE

Una vez los responsables de una startup española se han decidido a aterrizar en Silicon Valley, uno de los primeros pasos a seguir es plantearse si realmente les conviene trasladar allí físicamente parte de su equipo y qué es lo que quieren conseguir con esta estrategia. “No siempre hace falta mudarse a Estados Unidos para cumplir con ciertos objetivos”, señala el ingeniero español. Dependiendo del caso, puede ser más interesante, barato y estratégico para las startups españolas expandirse internacionalmente desde España. Hacer las maletas y mudarse a Silicon Valley conlleva una gran inversión de tiempo y dinero que no tiene por qué ser necesaria; a veces basta con hacer viajes escalonados. Además, es mucho más complicado gestionar una plantilla deslocalizada y enfrentarse con situaciones como horarios laborales que apenas coinciden. Solo si la meta es conseguir socios rápidamente o llenar la agenda de reuniones con potenciales partners o clientes, tiene sentido instalar una sede en Silicon Valley. Por el contrario, cuando la compañía se encuentra en una etapa previa, puede empezar a construir su futuro internacional paso a paso: convertirse en un actor relevante en los ecosistemas español y europeo y cobrar importancia a nivel internacional. Una vez se haya afianzado cerca de casa, puede cruzar el charco para ganar cuota de mercado en Estados Unidos. “Cuando comienzas a ver una tracción, te vas allí. Cuando ya conoces tus limitaciones e identificas tus objetivos y qué puedes conseguir”, indica Urruchua.

“Te trasladas a Estados Unidos cuando ya conoces tus limitaciones y has identificado tus objetivos y lo que puedes conseguir” Ibai Urruchua

El siguiente paso para las startups españolas, dice el líder de la plataforma financiera de Hearsay Systems, es encontrar socios locales en Silicon Valley. Lo ideal es intentar ampliar todo lo posible su radio de contactos hasta llegar a las personas con la experiencia necesaria, generalmente en el mismo sector que la startup, y dispuestas a echarles un cable. Nada de esto pasa de la noche a la mañana. Los emprendedores necesitan hacerse a la idea de que arrancar en Silicon Valley puede llevar meses de preparación. Un proceso de gestación que tratan de acelerar y encauzar desde Gate 93. “Trabajamos primero a distancia, ellos desde España y nosotros desde San Francisco, y en el momento en que vemos que hay una oportunidad o que se avecina una explosión, les ayudamos a venir”, explica Urruchua.

PIEDRAS EN EL CAMINO A SILICON VALLEY

Mientras que las cuestiones regulatorias no suponen un obstáculo para que las startups españolas se asienten en el Silicon Valley —más allá de la consabida burocracia—, otros aspectos sí pueden representar verdaderos retos para los valientes que intentan instalarse allí. Una de ellas es la contratación de profesionales locales. El mercado laboral en Silicon Valley es altamente competitivo: “La gente tiene muchos sitios donde trabajar y, al final, prefiere los nombres relevantes”, advierte el cofundador del fondo Gate 93. Por eso, si los recién llegados no han hecho los deberes en España y Europa, es muy probable que nadie conozca su proyecto y, por tanto, que les cueste horrores fichar a empleados bien cualificados. Algo parecido ocurre con el establecimiento de relaciones estratégicas con otras empresas y la búsqueda de socios. “Es ingenuo pensar que, por tener un apartado de correos en San Francisco, Google te va a abrir sus puertas y a sentarte a la mesa con toda la gente importante”, sostiene Urruchua. Poder acceder a los círculos adecuados en Silicon Valley puede costar meses, si no años. Un último factor que puede ponerle las cosas difíciles a las startups españolas es el monetario. Desde el alquiler de oficinas hasta la contratación de mano de obra, establecerse y operar en Silicon Valley es extremadamente caro. Lo mismo que sustentar económicamente al CEO o a los miembros del equipo que se trasladen a Estados Unidos. De ahí que desde Gate 93 aconsejen a las startups españolas afianzarse primero en Europa y convertirse en un proyecto jugoso para inversores estadounidenses que puedan propinarles el empujón definitivo para aterrizar en Silicon Valley. Spotahome

De momento, las dos empresas por las que han apostado hasta ahora los socios del fondo, Spotahome y Shoppermotion, ya han dado el salto. Y barajan algunas nuevas incorporaciones para el 2018. ¿Los requisitos para entrar en el programa? Aparte de tener un carácter global en todos los sentidos, buscan empresas que se hallen en una etapa postseed o bien en una serie A.

Además, buscan startups españolas que ya tengan cierta parte del producto desarrollada —“algo tangible”— y una tracción suficiente para poder ayudarles a dar forma e impulsar su iniciativa. “Lo ideal es que sea una empresa a la que le va muy bien localmente, pero que esté perdida a la hora de plantearse cómo entrar en otros mercados. Aunque estamos abiertos a todo tipo de oportunidades”, dice el responsable de Gate 93.

Proyectos como este, junto con otros como la aceleradora The Venture City o la lanzadera Spain Tech Center, centran sus esfuerzos en “darle una vuelta al ecosistema español y llevarle donde se merece”, apunta Urruchua. No falta talento, solo un empujoncito dinamizador y un cambio cultural. “No es algo que vaya a pasar en dos días, pero ya se está produciendo una transformación”, concluye el ingeniero español.

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